maestría y mirada


La mirada de Antonio López se construye sobre un océano de azules luminosos y posee cierta expresión de maestría. Sus ojos viajan y juegan, buscan y encuentran, y dan luz a aquello que su retina contempla desde la sabiduría del artista, cualquiera diría que están recién pintados.

«Hay momentos en que percibimos cosas realmente inquietantes, sorprendentes, extraordinarias y el artista tiene la capacidad de materializar ese sentimiento», comenta.



Instalado en la sala Pedro Salinas del Palacio de la Magdalena de la UIMP, el artista se detiene frente a la obra de una de sus alumnas que trata de plasmar en un lienzo el improvisado bodegón que él mismo ha elaborado a base de pimientos rojos y alubias blancas.

«Todo está bullendo, es un mundo orgánico y verdaderamente animado, te has hecho con el misterio de la materia sin ningún esfuerzo y eso es lo más difícil. Además, no es nada pretencioso y correr fuera de esa pretenciosidad es la verdadera aventura del artista», afirma este artista que ha llegado a invertir 30 años de trabajo en un cuadro.

Cuando se le pregunta ¿qué es lo que le dice que una obra está concluida?, responde: «Invierto el tiempo que sea necesario en una obra, aunque sean siglos. El trabajo se concluye por causas distintas. Mi tope son las circunstancias o la imposibilidad de continuar, el agotamiento».


Aunque es el verdadero protagonista del taller, el pintor se mueve por él como si fuese un alumno más que busca desvelar el enigma de la paleta.

Estar aquí es «un regalo», dice, para después reconocer: «Me gusta hablar de pintura y si puedo aportar algo a alguien, mejor; pero jamás, porque a mí me lo hicieron, cojo los pinceles de otro. Yo hablo de los problemas que he tenido y que tendrán ellos como pintores en este recorrido por el caos. No se trata de que miren por mis ojos sino en que despierten el arte que llevan dentro. El camino está lleno de seducciones y riesgos y el pintor debe pinchar en lo verdadero aunque la búsqueda le lleve toda la vida. Lo difícil es elegir esas luces y estar atento a lo que sientes. La libertad hay que imponerla porque es muy difícil ejercitarla».



La Razón Cultura - 22/07/2004

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